“Un robot no cree en Dios” es una canción del dúo español Fangoria, lanzada en su álbum “Cuatricromía”. Este tema, cocreado por la icónica Alaska y Nacho Canut, refleja una interesante fusión de estilos musicales electrónicos que caracterizan a la banda. La letra de esta canción es un sofisticado juego de referencias culturales que abordan temas profundos con un toque de ironía.
La letra comienza estableciendo una disonancia entre lo humano y lo mecánico. La frase “un robot no cree en Dios” destaca inmediatamente la falta de fe y espiritualidad que puede asociarse con una existencia puramente materialista y tecnológica. Esto encontramos también en la línea que dice: “El futurismo aplicado no suele dar la razón al corazón”, sugiriendo que las posturas racionales e impulsadas por el conocimiento pueden eclipsar las emociones humanas más básicas. En este contexto, Fangoria plantea preguntas sobre qué significa ser humano en un mundo cada vez más dominado por la tecnología y cómo las máquinas se han apoderado de aspectos de nuestra existencia emocional.
A medida que avanza la letra, el uso del lenguaje se torna más errático e incluso juega con conceptos artísticos como el “Picassismo ilustrado” y el “Dadaísmo”. Estas referencias parecen querer unir el arte al caos contemporáneo, reflejando cómo las corrientes artísticas pueden estar interrelacionadas con los dilemas éticos modernos. Mientras que algunos pueden ver estos movimientos como respuestas liberadoras a los horrores del mundo actual, se puede interpretar también como una crítica a su incapacidad para ofrecer soluciones definitivas ante problemas perennes.
El estribillo resuena frecuentemente con frases optimistas como “la solución nos da la mano”, generando un contraste irónico debido a que lo humano parece perdérseles entre engranajes metálicos. Esta contradicción entre lo natural y lo ‘inaudito’ refuerza la idea central: buscamos respuestas dentro del mismo sistema que parece desmentirnos. La perfecta amalgama de elementos humanos y robóticos sugiere lejanía pero también simetría; son reflejos uno del otro.
Hacia el final de la letra, encontramos reflexiones sobre sueños perdidos y visiones angustiosas del futuro: “borré los sueños y los fantasmas”. Aquí podemos profundizar en cuestiones filosóficas sobre si es mejor enfrentarse a verdades incómodas o vivir en ignorancia. Esto culmina en una curiosa indolencia hacia descubrimientos astronómicos como "hay vida en Marte", proponiendo quizás un comentario sobre nuestra apatía frente al asombroso universo en el cual existimos.
“Un robot no cree en Dios” ha sido recibida ampliamente por críticos como un ejemplo brillante del enfoque innovador de Fangoria hacia temas complejos mediante ritmos pegajosos y letras irónicas. Su estilo combina elementos narrativos propios del pop electrónico junto con inquietudes filosóficas, logrando abrir conversaciones sobre tecnología, espiritualidad y humanidad.
Uno de los datos curiosos acerca de esta canción es que lanza un comentario mordaz sobre nuestra obsesión contemporánea con dispositivos tecnológicos sin perder nunca su carácter divertido propio del grupo. También resalta cómo Fangoria ha enfrentado críticas a raíz de sus letras provocativas desde hace décadas al cambiar constantemente su sonido mientras se mantiene fiel a sus raíces iniciales.
En resumen, "Un robot no cree en Dios" va mucho más allá de ser solo una pista bailona; representa una reflexión crítica sobre la era moderna, cuestionando nuestras conexiones emocionales dentro del crecimiento implacable de lo artificial. Las capas narrativas se deslizan suavemente bajo melodías contagiosas mientras invitan al oyente a explorar sus propias creencias e incertidumbres acerca del futuro compartido entre humanos y máquinas.